Edificadores De Naciones

El Espíritu Santo enviado por el Padre ha venido a nuestras vidas desde el día que recibimos a Cristo en nuestros corazones - para guiarnos, ayudarnos y mostrarnos el deseo y corazón del Padre. Para vivir la vida de Dios en nosotros. Por eso, para vivir en el Espíritu debemos de morir a las obras de la carne. Tenemos que reconocer que el Espíritu es una persona y no una fuerza de Dios. [I Corintios 2:10-14].