A Diario

Por si había alguna duda ayer quedó disipada: Mbappé es oro puro. Quizá tenga que esperar por el balón de ese metal que le acredite como el mejor de la temporada,Vinicius, por ejemplo, va claramente por delante, pero su nariz más torcida que la torre de Pisa hizo que la Eurocopa pasase a un segundo plano informativo, que lo de Lunin fuese una anécdota un tanto cruel, que lo de Bélgica se considere un día más en la oficina y que la pírrica actuación de Francia frente a la voluntariosa Austria ya no merezca ni adjetivo para el trabajo tan escaso en lo creativo de Didier Deschamps, bronceado como si se hubiera concentrado en las Maldivas. Durante un par de horas, el tiempo transcurrido entre su cambio en el partido, previa amarilla, faltaría mas, de Gil Manzano necesitado de completar su colección de tarjetas a los cracks del fútbol mundial, y su tuit desde el hospital de Düsseldorf, pidiendo a sus fans ideas para diseñar una máscara con la que jugar el siguiente partido ante Países Bajos, se generó un clima de